El proyecto se enmarca dentro de las bases para el concurso Chileduca para escuelas de arquitectura, patrocinado por el Ministerio de Educación. El encargo consiste en un Jardín Infantil en espacios en desuso.
La propuesta se centra en configurar un espacio educativo para niños de escasos recursos donde la mayoría proviene de familias relacionadas con el cultivo de plantas, emplazado en los Viveros de Antupiren, que posee una situación de límite urbano rural en la zona precordillerana de la cordillera de Los Andes.
La idea principal es ligar los procesos de los cultivos con las distintas etapas de aprendizaje en la etapa preescolar.
